PINTANADA

A pesar de tener a la otra mitad del dúo corcho pan en tierras andaluzas y sin haber coincidido ambos desde “La Gran Hostia”, no puedo dejar pasar más días sin intentar hacer una salida de calidad esta semana. Sobre todo contando con que el fin de semana tengo compromisos familiares y no habrá bicicleta. Así que viendo que el ventarraco sigue soplando pero ahora de sureste, decido encarar carretera de Pintanos.

Vuelta corta, pero para mí es de las más exigentes de la zona, porque sin tener más que un puerto como tal, Cuatro Caminos, desde la cima de éste hasta Bailo es una sucesión de repechos de dos o tres kilómetros por carretera que se agarra que no te dan respiro. Empezando por el que te lleva a Pintano Alto, que cuando llegas al pueblo te pones a buscar la pancarta del premio de montaña.

Es una ruta desolada, desde la cima de Cuatro Caminos son unos treinta kilómetros para hacer en hora y cuarto o así, creo que me he cruzado con dos o tres coches. Quizás he tardado un poco más, porque el sur me pegaba de frente en casi todas las subidas. Voy forzando, pero sin llegar a intensidades de umbral, con mucha cadencia y disfrutando del paisaje. Incluso paro más de la cuenta, sobre todo porque el viento me dejaba seco y he tenido que echar mano de las fuentes de la zona, ya verás tú el virus gástrico de la semana pasada como se pone de contento.

Normalmente en Bailo engancho la carretera de Huesca hasta Puente la Reina de Jaca y vuelvo por el pantano, pero no me apetecía compartir la ruta con los coches y los camiones de un día entre semana, así que he hecho lo que casi nunca hago, he vuelto por donde he venido. Y claro, con viento a favor he llegado a Pintanos en un sin querer. Me exprimo un pelín en el puerto, no muy duro pero bonito por esta cara, con un par de paellas que le hacen parecer más de lo que es, y me tiro hacia Undués por la carretera nueva, con mucha cautela porque el viento es fuerte y racheado, la pendiente hace que corras y de vez en cuando la bici se menea más de la cuenta a setenta por hora. Igual sigue sin aparecer ni un coche.

Mientras voy llegando a Sos, con treinta grados, me empieza a pasar lo que ya me pasó en la Indurain a última hora. Se me cuecen los pies, y empiezan a doler por el lateral externo, con un dolor que no puedo aliviar ni cambiando de postura y que termina siendo una tortura porque va subiendo por los gemelos a toda la pata. A principios de junio jubilé por obligación (se rompió un cierre) mis North Wave de toda la vida, y decidí pasarme a la marca de moda, me compré unas Sidi. Muy chulas, muy rígidas, muy cómodas, pero se me cuecen los pies con el calor, menos mal que este verano no ha hecho mucho de momento, pero me temo que otro problema de cara a la Perico, a partir de la cuarta hora con el gancho y los pies cocidos. Porque por supuesto que cambiar de zapas otra vez no te lo crees ni tú.

Al final, me salen 120 km, 142/173, cad 88, 4h. 29’, 27 km/h, +1975m. y llego a casa muerto.

Alberto 4C