EL RINCÓN DE MIKE Y ALBERTO

No es difícil que dos amigos tengan aficiones comunes, en parte de ahí puede venir la amistad. Pero sí es más complicado que la afición común les envenene a los dos de la misma forma y con la misma intensidad. Eso es lo que nos pasó a nosotros con la bicicleta. Empezamos juntos, fuimos aprendiendo, mejoramos, nos planteamos nuevos retos, y llegó un momento que uno decía :“pues podíamos este domingo ir a…” y el otro decía “pues no faltaba más”, y nos íbamos a hacer la vuelta de las Abaurreas. Y volvíamos de dar una vuelta con el club y uno decía: “pues podíamos alargar un poco” y el otro decía “pues no faltaba más”, y caían otro par de horas y llegábamos de noche a casa.
Salimos con la Btt, últimamente salimos mucho con la de carretera, y espérate que no terminemos saliendo en tándem, o haciendo duatlones, o vete tú a saber. Éste año estamos preparando varias cosas, algunas juntos, otras no, y en este rinconcito queremos contaros los momentos buenos, los menos buenos, las chorradicas, la épica de la bici, las globeradas y lo que se nos pase por la cabeza y se pueda contar. Va por ustedes!!

jueves, 17 de noviembre de 2011

ACTIVANDOSE

Hace unas semanas, a punto de iniciar el descanso ciclista pero todavía con cierta pena de colgar la bici, hice una salida de desactivación, suave y más dando una vuelta que otra cosa. Ese día me metí por carreteras pequeñas que llevan a pequeños pueblos de la zona y que terminan en ellos, con lo que habitualmente no las transitamos porque no van hacia ninguna parte. Uno de esos pueblos es Moriones. Llegué al pueblo, subí hacia la iglesia, pasé sobre una cadena que cruzaba la calle de lado a lado y entré en un patio sin salida. Cuando dí la vuelta me encontré con que a la cadena estaba atado un perro más grande que mi bici y yo juntos…


…y que me miraba con simpática fiereza. Nada de mover la cola, ni de saltar como queriendo jugar. Más bien era mirada de te voy a morder primero en la pata, que no tiene pelo, y luego en el brazo y luego en la oreja, y luego veremos. Tras dos intentos de a gritos llamar a alguien de la casa a la que estaba atado el perro, hice lo que cualquier valiente en mi situación hubiese hecho: saqué la powerbar sabor chocolate, la partí en dos y tiré la mitad al perro en el extremo más alejado de la cadena que pude. Y mientras el bicho, que además de fiero tenía hambre, intentaba separar los dientes superiores de los inferiores masticando la masa pegajosa de la barrita en un lado, yo pasaba echando leches por el otro y salía del pueblo comiéndome la otra mitad y diciendo adiós con la manita.

El viernes, con la mini grupeta, apurando la luz
Hoy he vuelto a Moriones con la bici, en otra de esas salidas tranquilas en las que vas sumando kilómetros pero sin ninguna intensidad. Pero a la cadena del perro ni acercarme, hoy iba sin avituallamiento. Al final me han salido un par de horas, en parte gracias a que he compartido la parte final con el gran Alfonso, que andaba como yo, tontodromeando, y de charleta la ruta se hace más corta.



Nuestra pista de atletismo particular
Después, y como llevo ya haciendo la última semana, cuelgo la bici y doblo entreno, hoy tocaba correr. Me lo habían dicho, y es verdad, me encanta la sensación de correr según te bajas de dar pedales, los primeros minutos parece que corres con las piernas prestadas de otro, además de la sensación de agilidad y fluidez. La rodilla derecha está casi bien, solo muy de vez en cuando pega algún pinchacito, y desde luego me deja correr lo que hago ahora, esto es, máximo diez kilómetros, y máximo a cinco el kilómetro. Y luego estirar. Mucho. Durante el año ciclista creo que no habré estirado más de dos minutos en la ducha ni un día. Ahora prefiero correr diez minutos menos y aprovecharlos para estirar. Las primeras veces, con casi lágrimas en los ojos. Ahora la sensación de pierna planchada es brutal, y los dolores van desapareciendo.

En la piscina disfruto cada día más. Esta semana, gracias a los consejos de Pío, que me va corrigiendo posiciones y técnica, voy mucho más rápido. Se ve que abría mucho las piernas al dar la patada, eso hace que no fuese alineado y que la resistencia al nadar fuese mayor. El lunes me descubrió el pullboy, un corcho con forma de hueso que se mete entre las piernas y sobre el que tienes que hacer fuerza para que no se te caiga, lo que te obliga a ir con las piernas pegadas y alinea el cuerpo. Joder, como además te levanta el culo, corres que te las pelas, dan ganas de coserse uno en la parte interior del bañador.

O sea que voy avanzando en las tres disciplinas, mucho o poco, pero sobre todo disfruto de las tres, lo que creo que me va a permitir, independientemente de la distancia, las marcas y demás, pasármelo bien y disfrutar del triatlón de forma integral.

Como está haciendo el gran Mike con la temporada betetera. Le está cogiendo el tranquillo al open y siendo novato total ahí está la progresión, dándose codazos con gente que lleva compitiendo desde siempre en el monte. Todavía te queda lo mejor, ojito y a gozarla.

Como la gozaron los behovieros el domingo pasado, buenos tiempos como siempre de los globeros corredores, Rafa y Carlos, suerte en los próximos maratones.

La última, me he enganchado por completo a un blog antiguo recién descubierto, ciclismo2005.blogspot.com. Llevo unos días leyéndolo de arriba abajo, tanto los post como los comentarios de la gente, que a veces son más interesantes que la propia entrada. Ciclismo profesional tratado de forma seria y a veces (muchas) descarnada, con grandes crónicas de las carreras y críticas y denuncias sin piedad de los escándalos de dopaje. Muchos mitos caídos, pero las cosas se ven mejor sin venda en los ojos. Creo.

Alberto 4C.

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