Demasiado tiempo sin actualizar el blog, primero porque tengo la sensación de llegar corriendo a todos los sitios, no hay tiempo material; y segundo, porque la mitad buena del dúo corcho pan está metido en harinas mucho más apetitosas y encima con buenos resultados, con lo que el protagonismo tiene que ser para él.
Han sido dos semanas para seguir avanzando en las tres disciplinas, menos en la bici, más en la piscina, lo que puedo en el correr. Las dos ruedas no me preocupan, el invierno es largo y el año pasado por estas fechas estaba tumbado al sol, con un poco de cabeza y sin querer correr antes de tiempo luego no nos fue tan mal. El agua es, de momento, bastante agradecida. Cada día que voy, unos cuatro a la semana para sesiones de entre dos y tres mil metros (vale, algún día me fumo veinte o treinta largos, intento recuperarlos al día siguiente), me noto mejor que el anterior, y aunque los tiempos siguen sin preocuparme (menos mal, porque son bastante malos) voy bajándolos claramente.
Correr me gusta. Tanto en la calle como en la cinta disfruto un montón. Pero creo que nunca he tenido tantos dolores como desde que he empezado a correr regularmente. Si no es un pie con una ampolla es una rodilla, si no, la cadera o el dedo gordo del pie izquierdo (sin coñas, tres días sin poderlo mover hacia arriba). Estiro más de lo que estiré en toda la temporada de bici, casi casi llego ya a tocarme los pies sin doblar las rodillas, bueno, un poco las doblo pero sin que me vea nadie, y aún así muscularmente han sido seis o siete semanas muy duras. Empiezo a tener continuidad, casi cada día corro diez kilómetros en entre cuarenta y cinco y cincuenta minutos, y una o dos veces a la semana supero esa cifra y me voy a los trece o quince.
Este sábado participé por primera vez de una de las tradiciones atléticas más señaladas de Sangüesa, la subida a Javier corriendo. Ocho de la mañana de cada 3 de diciembre, llueva, nieve o haga sol, se llevan veinticinco años subiendo hasta el castillo y bajando con recompensa en forma de almuerzo, en total unos quince kilómetros. Tenía dudas por unas molestias en el piramidal, pero a última hora me animé. Ritmo suave a la ida, charlando, temperatura ideal sin demasiado frío, el gran Abel sacando fotos, codo a codo con Carlos Labay, intentando aprender algo de este fenómeno de la naturaleza. Se ha calzado tres maratones, la Behobia y la Zubiri en dos meses y poco, y con tiempos más que dignos en las cinco. Lo que me diga que hay que hacer va a misa.
La vuelta es más nerviosa, sobre todo porque otro fiera, Rafa, mueve al grupo. Acelera, todos le conocen menos yo, le sigo y me pone a cien metros de la cima del puerto a 185 pulsaciones y con los músculos de las piernas saltando alegremente y separándose del hueso y de los tendones. Sigo tonto perdido, por eso en esta época del año me viene mejor entrenar sólo o con gente menos picona que yo. De todas formas, estas bilbainadas son un gustazo!
El almuerzo, un placer, por la charla y por la comida. No soy mucho de tradiciones, como mucho lo de que el Athletic no fiche extranjeros y así, pero desde luego a esta del 3 de diciembre intentaré acudir cada año.
Apunte cultureta, y para los que no lo han leído, recomiendo el libro de Haruki Murakami “De qué hablo cuando hablo de correr”. No es tan espiritual como puede parecer a priori, un oriental hablando de la metafísica del ejercicio, no. Es un señor, que además es un escritor reconocido y con prestigio, al que le gusta salir a correr por las mañanas y preparar alguna maratón al año y alguna prueba de triatlón. Lo cuenta, y llega a la conclusión de que lo hace porque le gusta y se siente bien haciéndolo. Sin más. Yo lo conocía de otras novelas y me ha sorprendido como una cosa como el correr o montar en bici puede unir a escritor y lector. Todos sufrimos, disfrutamos, nos motivamos igual. Sólo los que lo hacemos lo sabemos.
Ya me he apuntado en algunas pruebas para el año que viene. Iré perfilando la temporada, picos fuertes en mayo y septiembre para el tri, junio para la bici. En la próxima entrada doy más detalles.
Alberto 4C
La mitad buena???, yo sólo pedaleo, pero entrenar "tri"..., tiene, para mí una dificultad suprema. Y no sólo por que son tres deportes diferentes, sino por la forma de organizarse..., en fin, a ver como se plantea el 2012.
ResponderEliminar