No estoy tan lejos |
El fin de semana pasado, que se presentaba prometedor (varios días de fiesta, última carrera del Open para el gran Mike, running y nado con buen tiempo en Benidorm para mí) acabó diferente a como se esperaba. El reventón de la cubierta de Mike en la vuelta de reconocimiento de Estella le dejó sin fin de fiesta, y la verdad que no es lo mismo pasar a desconectar y descansar del deporte durante unas semanas así, retirado por la mecánica, que cumpliendo con los pronósticos de clara línea ascendente que se habían visto de prueba en prueba. Por mi parte, el reventón fue físico.
Y es que después de seis horas de coche llegué al levante con un dolor en el glúteo derecho ya serio, nada de las molestias que había empezado a notar unos días antes de subir a Javier. Pero como uno es inteligente, decidí hacer lo normal, pensé, ésto lo arreglo yo saliendo un rato a correr, que así el músculo se suelta un poco. En la tercera zancada ya ví que aquello no solo no se relajaba, sino que además dolía un copón. Nuevo gesto de intelifacencia supina, cuando caliente dejará de doler. Y nada, una horita corriendo que daba pena verme, no hice ni diez kilómetros, aunque sí que al final ya casi no dolía.
El problema fue al parar… porque ya no pude volver a andar. El músculo piramidal es pequeñito, en la zona de los glúteos, interviene en la rotación de la cadera y en la apertura de la pierna. Dicen que es un músculo papelera, porque acumula muchas toxinas postejercicio, es difícil de estirar bien porque está en un plano profundo, y cuando se inflama presiona estructuras cercanas, como el nervio ciático, y origina lo que se denomina síndrome del piramidal, o falsa ciática. Lo de falsa no es porque finjas que te duele sin que te duela, porque doler duele un huevo, y nunca mejor dicho, también se refleja hacia la ingle, baja por la parte trasera de la pierna y sube hacia la zona lumbar.
Pasé el viernes en la cama con antiinflamatorios. Anduve un rato por la tarde, como cuarenta metros. Y al día siguiente, un poquito mejor, me dije que no podía quedarme en casa por una cosa así. Me calcé el bañador, me puse el neopreno y cojeando, me metí en el mar. Agua a diecinueve grados, como un plato, nada de olas ni viento, y por supuesto, nadie más en toda la bahía. La sensación de flotabilidad del neopreno y de la sal hace que se parezca a nadar en piscina como un huevo a una castaña. Por no hablar del no tener que darte la voltireta cada veinticinco metros. Ni idea de la distancia, sólo sé que salí a los tres cuartos de hora y que ya no me acordaba de los dolores, sólo quería volver al día siguiente.
Una foca? Un tiburón? Comida para pájaros? |
Al día siguiente volví. Cojo de nuevo, con algo de viento, olitas y mar de fondo, pero aun así estuve una hora sin parar, disfrutando, viendo pececitos entre las rocas, movido por las olas, nadando entre algas sueltas por la marea, en fin, que un poco peor que el día anterior, más guarrete y con sensación de mareo al salir. Salida con voltereta en las rocas, claro, agujero en el traje (pequeño) y corte en el dedo gordo del pie (el que perdió la uña en su día). Pero muy feliz.
Al final salí |
Otras seis horas de coche de vuelta me trajeron a la realidad. Más dolor, más antiinflamatorios, masajes para recuperar la zona, más dolor. El martes decido subir a los rodillos, ya que tengo que dejar de correr indefinidamente no quiero descuidar las otras dos disciplinas. Una hora a ritmo suave, la repito el miércoles con media hora de nado. El jueves nueva sesión de masaje, mis sensaciones de que estoy cada vez peor se confirman. NO puedo hacer nada hasta que me recupere, avanzo un paso hacia delante y tres hacia atrás. En el trabajo también me duele, pero eso no lo puedo dejar. Por la tarde ese día casi no me tengo de pie, me sube hasta la fiebre del dolor que tengo.
No asumo que me he lesionado. El síndrome del piramidal se produce por sobrecarga en los entrenamientos, y se cura con reposo y masajes, pero no es como tener una pierna rota. No tienes una escayola que la ves y sabes que no puedes hacer nada. El dolor va en sierra, en el pico alto está claro que estás jodido, pero en el valle parece que la cosa está mejor y no sientes tanto la limitación. No soy un buen enfermo.
Que no, que no me estoy ahogando... |
He dejado de correr y de andar en bici. He empezado a tomar relajantes musculares y cambiado de antiinflamatorios. Me resisto a dejar de nadar, por mantener la válvula de escape deportiva, aunque sea unos pocos largos con el huesito para no mover los pies. Ha pasado una semana de horas bajas, bajas, bajas. Pero lo que no te mata te hace más fuerte, así que seguiré intentando convertirme en aprendiz de triatleta.
Alberto 4C.
Ánimo campeón!!! En menos de lo que piensas estás dándolo todo nuevamente. Ten paciencia, la recompensa es lo mejor...
ResponderEliminarSaludos, Txontxo.
Bueno, bueno Alberto vaya lío...
ResponderEliminarParece que está pidiendo el body un descanso, ¿no?
A ver sin pasa pronto, paciencia.
Si Alberto, una semanita de descanso (no se si sabéis lo que es eso) y verás cómo te quedas como nuevo. Un abrazo y Feliz Navidad. (Kike)...Enhorabuena por el Osasuna.
ResponderEliminarEstas navidades con bien de polvorones,peladillas,cava y demas,el piramidal se te va a poner como nuevo.Muchos besos y Feliz Navidad para todos.(Aitor)Ah!!Y aupa el Eibar!!!
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