EL RINCÓN DE MIKE Y ALBERTO

No es difícil que dos amigos tengan aficiones comunes, en parte de ahí puede venir la amistad. Pero sí es más complicado que la afición común les envenene a los dos de la misma forma y con la misma intensidad. Eso es lo que nos pasó a nosotros con la bicicleta. Empezamos juntos, fuimos aprendiendo, mejoramos, nos planteamos nuevos retos, y llegó un momento que uno decía :“pues podíamos este domingo ir a…” y el otro decía “pues no faltaba más”, y nos íbamos a hacer la vuelta de las Abaurreas. Y volvíamos de dar una vuelta con el club y uno decía: “pues podíamos alargar un poco” y el otro decía “pues no faltaba más”, y caían otro par de horas y llegábamos de noche a casa.
Salimos con la Btt, últimamente salimos mucho con la de carretera, y espérate que no terminemos saliendo en tándem, o haciendo duatlones, o vete tú a saber. Éste año estamos preparando varias cosas, algunas juntos, otras no, y en este rinconcito queremos contaros los momentos buenos, los menos buenos, las chorradicas, la épica de la bici, las globeradas y lo que se nos pase por la cabeza y se pueda contar. Va por ustedes!!

miércoles, 21 de septiembre de 2011

CON EL RABO ENTRE LAS PIERNAS


Benidorm no tiene término medio, o lo odias o te encanta. Prácticamente en todos los aspectos no estoy con los del segundo grupo, pero hay que reconocer que para la bici es un sitio privilegiado, por el clima, por las carreteras, por los puertos cercanos. Lástima de tráfico, muy pesado en las salidas de la ciudad, pero que una vez alejado lo suficiente se puede convertir casi en inexistente. Para gente como nosotros, que tenemos que combinar el descanso y las actividades familiares con el intentar robar dos o tres horas para salir a rodar, es un lugar espectacular.


Este año es la tercera vez que vengo con la bici para pasar unos días. La primera fue en navidad, cuando se trataba de hacer volumen sin forzar y ya empezaba a meter algún puerto en las salidas; de nuevo en abril, en plena fase de intensidad, donde no dejé de subir todo lo que se ponía a tiro; y ahora, con todavía buenas sensaciones físicas pero un poco saturado de bici. Así que he aprovechado para hacer recorridos cortos aunque exigentes, sacar fotos y disfrutar de los últimos calores del año.

El jueves, tras el día del Xorret, salí hacia Callosa a dar una de las vueltas que más me gusta de la zona. El salir del nivel del mar supone que no dejas de subir en ningún momento, y más en una costa como ésta, rodeada de montañas. Llegas al pueblo tras un par de buenos repechos y cruzando plantaciones enormes de nísperos y naranjos, y de ahí giras hacia el noreste, dirección Tárbena. Es un pueblo colgado en lo alto de la montaña, el puerto por el que llegas tiene unos siete kilómetros desde Bolulla, no exigentes pero muy bonitos, todo bosque, unas cuantas paellas y enseguida empiezas a ver el pueblo arriba mientras subes. Una vez allí las opciones son infinitas, puedes continuar hacia Pego y la Vall de Ebo, o hacia Denia, o hacer lo que hago yo, que como voy sólo y sin mucho tiempo, sigo subiendo hasta Castell de Castells sin ver un coche ni sin querer, cruzo el páramo y empiezo una bajada brutal hasta Parcent, donde comienza la ascensión al Col de Rates. Otra preciosidad de puerto, todo por una ladera de la montaña y superando altura a base de paellas. De ahí vuelta a Tárbena y todo para abajo hasta Callosa, Altea y Benidorm, con mil ojos porque ahora sí que hay tráfico para aburrir. Me dejo el Polar en casa, y por no subir y despertar a todo el mundo, paso de tiempos y pulso. A estas alturas da igual. Creo que salen unos 110 ó 120 kms., y le echo unas cuatro horas y media.

El viernes no tengo tanto tiempo, así que quiero subir Tudons, a Aitana, el puerto mítico de la zona, pero hoy dando un poco más de cera. Salgo hacia la Vila Joyosa como un tiro sin que den las ocho de la mañana, y de ahí hacia Orxeta y Sella, donde realmente empieza el puerto, aunque te lo pasas subiendo desde que sales de casa. Naranjos y más naranjos, y siempre olor a leña quemada en el aire. No es duro, pero sí largo, y si vas con gente dándote sartenazos se tiene que hacer eterno. No es mi caso, no hay ni dios a esas horas, pongo ritmo sostenido pero no muy alto y hasta arriba, buena carretera, mil ardillas y la base militar a la que no se puede subir en lo alto de la montaña. De la cima puedes bajar hacia Alcoleja y volver a Benidorm por Guadalest y el alto de Confrides, pero hoy paso, me vuelvo por donde he venido, salvo que me desvío hacia Finestrat y llego a Benidorm tras rodear el Puig Campana, por Terra Mitica. 3 h., 133/168 para 83 kms, a 27.3 km/h, cad 85, + 1400m.

Y el sábado era el día de pegarme el moco. Había leído algo de Serra Gelada en altimetrías. Subida a un repetidor al lado de Alfaz del Pí, a tres kilómetros escasos de mi casa. Que si rampas mortales, que si el kilómetro más duro asfaltado que hemos hecho nunca, que si desniveles del 34%!!,… Tenía los colmillos como se le ponen al gran Mike justo antes de la salida de una prueba. El viernes hablé con un amigo del edificio, no vas a poder subir. Que sí, joder, que llevo un 34-29! Que no, que es bestial, que los coches suben en primera y que un amigo volcó con un cuatro latas después de quemar el embrague. Bueno, pues yo voy y ya te contaré.

Todo fácil hasta la reja donde empieza la carretera al repetidor. Te desmontas, pasas por el bosque, te subes a la bici y… nada, porque no puedes arrancar, porque ya hay un quince de desnivel y como no te agarres a la reja, metas los dos pies en los pedales y salgas con el empujón hacia la dirección correcta, no hay manera. Lo conseguí a la tercera. Meto todo desde abajo, avanzo hasta la primera curva a la izquierda, nos ponemos al 22%. Sigo y entro en el hormigón, mal rollo, nos ponemos en el 25%. Ni veinte metros, el 30%. Otros veinte metros, miro hacia atrás y pienso, pero dónde voy, que luego tengo que bajar por aquí!! Echo pie a tierra y casi me voy al suelo. Claro, las zapatillas de montaña, cuando te pasa una de éstas con la btt, agarran bastante, pero las de carretera resbalan el copón. Sólo tardo cinco minutos en darme la vuelta completa, parar la bici, que quiere irse hacia abajo con o sin mí, y pegar un saltito hasta poner el culo en el sillín, ya meteré los pies si eso cuando pueda. Rabo entre las piernas y para casa, queda apuntada para intentarlo con la btt, más desarrollo, manillar más ancho  y frenos de disco. Para desansiarme un poco me voy a la cruz del Rincón de Loix, una subida de tres kilómetros al 11% en una esquina de Benidorm, y la subo tres veces a 170 ppm y sudando a saco.

 Se acabaron las vacaciones.

Alberto 4C

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