EL RINCÓN DE MIKE Y ALBERTO

No es difícil que dos amigos tengan aficiones comunes, en parte de ahí puede venir la amistad. Pero sí es más complicado que la afición común les envenene a los dos de la misma forma y con la misma intensidad. Eso es lo que nos pasó a nosotros con la bicicleta. Empezamos juntos, fuimos aprendiendo, mejoramos, nos planteamos nuevos retos, y llegó un momento que uno decía :“pues podíamos este domingo ir a…” y el otro decía “pues no faltaba más”, y nos íbamos a hacer la vuelta de las Abaurreas. Y volvíamos de dar una vuelta con el club y uno decía: “pues podíamos alargar un poco” y el otro decía “pues no faltaba más”, y caían otro par de horas y llegábamos de noche a casa.
Salimos con la Btt, últimamente salimos mucho con la de carretera, y espérate que no terminemos saliendo en tándem, o haciendo duatlones, o vete tú a saber. Éste año estamos preparando varias cosas, algunas juntos, otras no, y en este rinconcito queremos contaros los momentos buenos, los menos buenos, las chorradicas, la épica de la bici, las globeradas y lo que se nos pase por la cabeza y se pueda contar. Va por ustedes!!

martes, 27 de septiembre de 2011

ERRONKARI ALTERNATIVA

Los valientes en el cañaveral

El domingo tocaba bici de montaña y risas. Todos los años nos apuntamos varios del club a la Erronkari Btt para, con la excusa, pasar el día en el Roncal y ponernos ciegos a migas. Este año la prueba no salió adelante, pero los de Adi-Ike, organizadores de éste entre otros muchos eventos por la zona, nos prepararon una salida de sustitución para que no nos quedáramos con las ganas. Gracias, chicos, un placer!!



"Qué vendrán a hacer estos canutos en bici por aquí!!"
Véis el camino, verdad? Pues éste es de los mejores!
Empezamos a las diez en Isaba, seremos unos treinta entre abejorros del 4 Caminos de Sangüesa y gente apuntada originalmente a la Erronkari y que se ha mantenido para la vueltica de hoy. Que en principio es de nivel básico, básico, nada dura, y por caminos cien por cien ciclables. Aunque esto último todavía me genera dudas. Arrancamos por la carretera de Belagua, y a los cinco kilómetros nos metemos hacia la derecha, por una pista en muy buenas condiciones y que empieza a tirar hacia arriba. Enseguida se acabó lo de nada dura, porque fueron ocho kilómetros de ascenso, con los últimos cuatro o cinco con desniveles importantes, por encima del diez en muchos casos. Menos mal que el ambiente era espectacular, lo mismo que el día, y vamos parando para reagruparnos cada poco. Igual se dan un par de abandonos, tres o cuatro pie a tierra para terminar de subir y diez o doce juramentos sobre lo poco dura que está siendo la cosa, pero todos llegamos hasta la borda que marcaba el final de la subida.

Y aquí se acabó lo de ciclable. Bueno, la bici pasa, pero al menos en mi caso pasa al lado o encima de mí, no debajo. Vamos a rodear el collado por ese sendero. Hombre, si le llamas sendero a cualquier sitio por donde un día pasó una oveja, pues vale. Pero fueron al menos tres kilómetros con la bici en la mano, o con un sube, tres metros baja, vuelve a subir, me caigo en los helechos, baja, piso boñiga y no me entra el pedal, sube, ostia contra el árbol, baja y cruza el barro saltando,… Hablo de mí, porque bikers menos patas que yo, como el gran Mike, casi no se bajaron de la bici en ningún momento, y disfrutaron como gorrines, encima. Yo, gran amante de la naturaleza, en esos momentos hubiera metido por la zona un buen bulldozer para hacer pista buena. Y luego asfaltarla.
Qué planta, algunos gozaron como perros

Vistas espectaculares, el sol sigue apretando aunque sin hacer calor sofocante, nos comemos una barrita y comenzamos a bajar, primero por una pista tapizada de hojas preciosa, que pasa a sendero rodeado de helechos (farabelas para los lugareños) pintoresco, que pasa a torrentera pina que da miedo. El Huracán viene detrás gozando con su nueva horquilla cuando se da cuenta de que además de suspensión hacen falta frenos, y antes de empotrarse contra mi culo decide salirse a los helechos y darse voltereta. A partir de ahí hacemos el resto del descenso juntos y andando, porque el desnivel nos parece un poco por demás y el acojono entre dos es menos. La bajada termina en una buena zona con barro, más profundo de lo que algunos como Pedrete calcularon antes de cruzar. Ay, globerete, globerete,…
Imagen pastoril y bucólica

Terminamos en la carretera de bajada de Zuriza. Tras unos kilómetros en los que de nuevo las piernas me agradecen el asfalto y las cacas de vaca de las ruedas de mis amigos se estrellan contra mis gafas, nuevo alto en una curva. Hay dos opciones, o seis de carretera o dos de sendero prácticamente ciclable al cien por cien. Me cacareo yo sólo a mí mismo para no dar opción a la burla y cojo carretera. Tardamos cinco minutos escasos. Otros diez para esperar en el punto de encuentro a los del sendero ciclable.

Foto que prueba que llegamos a la antena
Es pronto, la una y media, la comida es a las tres, estamos ansiosos aún, y el gran Mike me mira con cara de nos vamos a subir al repetidor o qué. No, si va a hacer falta que me lo digas dos veces, y nos vamos a Ardibidepikua, que es la cronoescalada que se hacía en vísperas de la Erronkari. Nos acompañan dos chavales del Villavés, el más joven cadete de primer año, que sube como un campeón. Me paro a mear y los chavales arrancan para arriba por la pista de hormigón. Mike me espera, y nos metemos casi con todo desde abajo por las rampas del 14-15% de las primeras curvas. Enseguida pillamos a uno, pero el jovencillo nos saca unos metros y además va gestionando la distancia, mira para atrás y baja algún diente para acelerar cuando nos ve cerca. Nosotros nos miramos con media sonrisa, les crece el colmillo competitivo de bien pequeños. Subimos a la par, con cadencia, no llevo pulsómetro y el de Mike no funciona, pero estaremos sobre las 170. Cazamos y pasamos al chaval. Los primeros tres kilómetros son rampas muy duras de cerca del 20 con mini descansos al 12-13%, en los que hay que aprovechar para descargar muslos. Pero el último kilómetro y medio es bestial, ya no hay descanso, las rampas son ya de más del 20%, con zonas máximas del 26. Subimos con la punta del sillín metida en el culo y la barbilla pegada al manillar, pasamos concentrados la única parte en la que el hormigón ha saltado, doblamos la última curva y antena. Madre mía, qué intenso, y qué vistas. Hemos tardado unos treinta y siete minutos muy, muy duros. Al poco llega el chaval, aunque ya hemos enfilado hacia la caravana, porque el tiempo se nos echa encima.
Aquí nadie se quedó atrás
El podio???

Ducha polaca en la ventanilla de la furgo y a comer. Comentar las mejores jugadas, cuatro risas, planes para la siguiente y paseo por Roncal. Como siempre, un placer.
Lo pasamos como críos!!!

Alberto 4C.

2 comentarios:

  1. Chula crónica, fotos estupendas, disfruté como un gorrín, como bien has comentado...
    Este fin de más!!!!
    Mike.

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  2. La verdad es que las rampas eran MUY cañeras!! Otro año a ver si me pilla más fuerte, que lo que es este... Buuuuu.
    Seguid así, cada día me gusta más este blog... Enhorabuena!!!

    Txontxo

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