Después de dos días de descanso, uno de ellos obligado por la lluvia (tuvimos que suspender salida al Moncayo, lo siento Edu, habrá más martes), hoy he vuelto a madrugar para desperezar las piernas por el tontódromo y más que nada comprobar que la cadena nueva va sin problemas, lo mismo que las zapas, a las que me voy adaptando sin complicación. Rompí las viejas justo antes de la Iñigo Cuesta, y no me quedó otra que calzarlas por primera vez el día de la marcha.
Aire pestoso desde el punto de la mañana, así que en hora y cuarto he decidido que me volvía a desayunar por segunda vez. El sábado nos juntamos unos cuantos del pueblo en Ochagavía para la Iratixtreme, marcha muy dura con puertarracos de espanto justo a una semana de la QH, lo que me tenía un poco preocupado. Hoy Guti, la rueda a seguir donde quiera que vayas, me ha dicho que a pachanguear todo lo posible, tomarlo como un entreno largo, comer y beber bien y en Larrau, donde se hace la cronoescalada, el que tenga a darlo todo. Ahora me quedo más tranquilo.
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