EL RINCÓN DE MIKE Y ALBERTO

No es difícil que dos amigos tengan aficiones comunes, en parte de ahí puede venir la amistad. Pero sí es más complicado que la afición común les envenene a los dos de la misma forma y con la misma intensidad. Eso es lo que nos pasó a nosotros con la bicicleta. Empezamos juntos, fuimos aprendiendo, mejoramos, nos planteamos nuevos retos, y llegó un momento que uno decía :“pues podíamos este domingo ir a…” y el otro decía “pues no faltaba más”, y nos íbamos a hacer la vuelta de las Abaurreas. Y volvíamos de dar una vuelta con el club y uno decía: “pues podíamos alargar un poco” y el otro decía “pues no faltaba más”, y caían otro par de horas y llegábamos de noche a casa.
Salimos con la Btt, últimamente salimos mucho con la de carretera, y espérate que no terminemos saliendo en tándem, o haciendo duatlones, o vete tú a saber. Éste año estamos preparando varias cosas, algunas juntos, otras no, y en este rinconcito queremos contaros los momentos buenos, los menos buenos, las chorradicas, la épica de la bici, las globeradas y lo que se nos pase por la cabeza y se pueda contar. Va por ustedes!!

miércoles, 29 de junio de 2011

RODANDO AL SOL


Hacía días que no habíamos coincidido, así que aprovechando la mañana de sol y calor de hoy, y sin madrugar mucho para variar, he salido con el gran Mike para hacer un recorrido suave. Cada uno con sus objetivos, él mantener el tono muscular de cara a la marcha del domingo en la Bardena y yo simplemente regenerar y no parar de golpe después del exigente mes de junio y ante las dos próximas semanas de vacaciones sin bici.


Entre las ganas de ponerse un dorsal que tiene, la forma física que ha conseguido y que la prueba del domingo le viene que ni hecha a propósito para él, creo que si nada se tuerce Mike se va a salir en la Extreme Bardena. El año pasado hizo el cien, y no tiene nada que ver el cuánto y cómo hemos entrenado este año, y los resultados están ahí. Para mí, y sobre todo si sale un día de sol y calor de los de sufrir, está claramente para los cincuenta primeros. Pero sin meterte presión, eh, que lo digo porque lo creo de verdad.

Por mi parte, paro un par de semanas. Siempre pasa lo mismo, se agradece la idea de parar, de desconectar de la bici después de muchas salidas y kilómetros, llevamos unos ocho mil desde enero. Pero por otro lado sé que a partir del segundo o tercer día voy a empezar a echarla de menos, esto no es un trabajo, montamos en bici porque nos gusta, y a mí me gusta todo el año. Y además, cuando andas bien te da pena parar y perder en parte la forma, piensas con lo que subo ahora, con lo que muevo, otra vez a preparar fondo y a empezar de abajo. Pero el cuerpo sin duda lo agradece, y en agosto tenemos la Perico, a la que hay que llegar con la misma forma que a principios de junio.

Subimos el puerto de Sos sin prisas, y con veintiocho grados a las diez de la mañana. Bajamos a Sádaba con algo de miedo a los camiones, sobre todo porque no hay arcén y el lado derecho de la calzada está medio hundido. Nos desviamos hacia Carcastillo, pero haremos la vuelta por Figarol, acortamos algo y el piso es mejor. Para variar, en el alto de Cáseda pega un ligero cierzo de cara, da igual cómo sople el viento en el resto de la ruta, aquí siempre en el morro. Y llegamos a Gabarderal, donde me quedo para aprovechar chapuzón en la piscina antes de comer. Al final, 94 kms, 137/166, 3h. 6’, 30.5 km/h., cad 86, +875 m.
Alberto 4C

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