EL RINCÓN DE MIKE Y ALBERTO

No es difícil que dos amigos tengan aficiones comunes, en parte de ahí puede venir la amistad. Pero sí es más complicado que la afición común les envenene a los dos de la misma forma y con la misma intensidad. Eso es lo que nos pasó a nosotros con la bicicleta. Empezamos juntos, fuimos aprendiendo, mejoramos, nos planteamos nuevos retos, y llegó un momento que uno decía :“pues podíamos este domingo ir a…” y el otro decía “pues no faltaba más”, y nos íbamos a hacer la vuelta de las Abaurreas. Y volvíamos de dar una vuelta con el club y uno decía: “pues podíamos alargar un poco” y el otro decía “pues no faltaba más”, y caían otro par de horas y llegábamos de noche a casa.
Salimos con la Btt, últimamente salimos mucho con la de carretera, y espérate que no terminemos saliendo en tándem, o haciendo duatlones, o vete tú a saber. Éste año estamos preparando varias cosas, algunas juntos, otras no, y en este rinconcito queremos contaros los momentos buenos, los menos buenos, las chorradicas, la épica de la bici, las globeradas y lo que se nos pase por la cabeza y se pueda contar. Va por ustedes!!

lunes, 13 de junio de 2011

IRATI XTREM 2011, DONDE PASTAN LAS VAQUITAS

En plena vorágine del mes de junio, el viernes vuelta a la furgoneta para ir a dormir a Otsagabia y hacer el sábado la Irati Xtrem, sin alardes, como preparación final para la QH. Organización perfecta, recojo el dorsal y decido irme a dormir al camping de Esparza de Salazar, porque el de Otsagabia está petado y ya son demasiadas vísperas sin dormir por los ruidos de los vecinos. Y es que en el pueblo hay un ambientazo que no veas, muchas familias llenando las terrazas aprovechando que de lluvia de momento nada. A las siete de la mañana del sábado, mientras me preparo el café, llegan los vecinos de la caravana de al lado, que habían dejado sus bicis aparcadas y preparadas en la puerta, con un pedo monumental, uno de ellos hablando por teléfono, que acabamos de llegar, que estoy todo zorro, así que ni carrera ni leches, me voy a la cama. Si es que se te puede liar la cosa en cualquier esquina...
Me encuentro con los compis de Sangüesa en la salida, donde no se respira ni media tensión, esto es una prueba de fondo, muy dura, y casi nadie viene a calentarse desde el principio. Para eso está la crono de Larrau. Arrancamos, y bingo, se me ha pifiado la sierga del desviador. Me echo a un lado, y se quedan conmigo Carlos Labay y Rikar, mientras esperamos al mecánico de la asistencia. Mala pinta, me da a elegir, o hacer todo con el plato grande o con el plato pequeño, me ha visto cara de Bilbao, que lo soy, pero me decanto por el 34. Volvemos a subirnos a las máquinas, y subimos Jaurrieta con el coche escoba detrás nuestro con el conductor descojonao de la risa de nosotros.
Los tres primeros puertecillos los subimos con la minga, además de ser poca cosa y de que ya los conocemos, es que hemos decidido tomarnos las cosas con mucha calma y muchas risas. Aún así ya empezamos a pasar gente que empieza a sufrir!!! No saben lo que queda. Antes del Muro de Orbaitzeta enlazamos con el gran grupo, con el resto de sangüesinos y con el tándem de Serafín Zubiri, al que alguno da la chapa un ratillo. El Muro es un camino de hormigón de trescientos metros al 20%, es más difícil por la cantidad de gente que vamos que por la subida en sí. Muchos van atrancados con desarrollos insuficientes, con 23 o incluso con 25, yo cada día estoy más contento con el 29, que lo usas bien, que no, tampoco es que pese tanto. Te pesa no llevarlo en un día como hoy...
En el primer avituallamiento de la vieja fábrica de armas, kilómetro 36, nos paramos a comer!! y no veas el ansia de la gente para con los bocatas de chorizo, si esto va en progresión para el último avituallamiento se comerán a los voluntarios. Por cierto, amables del primero al último, y volcados con la marcha, muy buen rollo y muchas ganas de entrar a cualquier mínimo vacile. Un ambiente de lujo.
Aquí empieza lo bueno, se sube Azpegi y Organbide para empezar una bajada bastante bruta por carretera con media capa de brea, estrecha y llena de curvas, como para correr. Además, el paisaje es espectacular, bosques y prados salvajes, está a poco más de una hora y media de casa y no hubiera venido aquí ni de casualidad si no es por esta marcha. De repente, curva a la derecha que no veas y para arriba en el puerto más bestia que he subido hasta la fecha, Artaburu. No es el Angliru, pero subes diez kilómetros con la mitad por encima del 10%. Y carretera rugosa de la que se agarra. Ponemos ritmillo de pachanga y subo con Guti, sin pasar de 160 pulsaciones salvo en alguna rampa puntual. En un momento miro para atrás y veo como me adelanta Mendive al más puro estilo Contador, ya sé que a Larrau voy a llegar justo, así que me voy a escojonar todo lo que pueda aquí. Y lo hace, corona el primero del grupo. La gente sufre, pero hay tiempo para hacer chistes y decir alguna coña, en verdad que ésto se parece más a las marchas de btt que a las de carretera. Bajada de las de como corras te sales al decorado y te conviertes en Heidi ladera abajo detrás de Blanquita. Esquivo un pozo de milagro, si llego a caer dentro me tienen que sacar con cuerdas.
Nuevo avituallamiento con bastante mierda de vaca en los alrededores de la que se pega en las calas, y de nuevo para arriba, Surzai Lepoa, otros siete kilómetros. La media ni la miro, de hecho he puesto a cero el cuenta un par de veces. Total, para qué. Sólo nos queda Bagargi antes de Larrau, y empezamos a subirlo un poco más calientes Rikar, Guti, Carlos Labay, yo, y un amigo de Carlos que se llama Gorgorito y que lleva una estaca en la mano. Hoy no nos va a dar a ninguno de nosotros, pero a más de uno le va a dejar vuelta al aire, adelantamos gente con calambres, pajarones, medio muertos, supongo que subirán Larrau en el bus que pone la organización.
Y llegamos a la alfombrilla de Larrau, el que quiera pasa y el que no quiera no... y pasamos casi todos, hombre, aunque sólo sea por pequeños piques internos, o por ver cómo estás respecto a tus compis o a tí mismo, creo que a todos nos mola que nos cronometren, somos todos globeros del primero al último.
Rikar sale como una bala, le digo adios porque sé que no le puedo seguir ni debo intentarlo. Tras él, Guti, y después yo. Me lleva unos metros, pero va como un poseso, y me cuesta casi un kilómetro ponerme a su rueda y a 180 de pulso. Respiro un poco y me pongo a tirar, más por vergüenza torera, como siempre, que porque estuviese incómodo a su ritmo. Y así seguimos cuatro kilómetros, los más duros. Nos pasan un par de tipos como si llevasen motor, pero adelantamos a muchísima gente. Antes del collado Guti flojea un poco, pero no más de treinta metros, le veo en las curvas apretando. Voy bien, no paso de 175 y no bajo de 70 pedaladas con el 29, algunas veces con el 27. Ya estoy en el collado y no me he dado ni cuenta, pongo el 12 y a correr los tres kilómetros que después de lo que has subido parecen cuesta abajo. No lo puedo evitar, me quedo un poco frío y me cuesta ponerme otra vez cuando empiezan las paellas de los últimos tres kilómetros, ya no subiré de 170. Gran Abel tirando fotos en la curva final, se agradece el ánimo para el repechón que corona. 54' 20'', el puesto 91, de mi categoría el 41, a 14 minutos largos de Eñaut Ochoa, y a seis de Rikar. Muy contento, porque yo quería hacer menos de una hora y además la sensación es de que podía haber dado algo más, sobre todo al final. Justo detrás entra Guti y un poco después el dueño de Larrau, el gran Carlos Labay con sus 17 QH en las espaldas, sus no sé cuantas maratones y no sé cuantos kilómetros en sus piernas en bici o corriendo. Me saco el sombrero ante mis tres compañeros de ascensión, y ante el resto de sangüesinos que llegaron poco después, Alfonso, Carlos Egüaras, Pepe, Rafa, Mendive y el incansable Mendi, que sale en las fotos subiendo Larrau hablando como si estuviese en el bar. Un placer compartir marcha, como siempre que salimos juntos.
De ahí a Otsagabia como tiros, ni paro a devolver el chip, me esperan en Pamplona. La semana que viene no tendrá nada que ver con ésto, creo que por desgracia, aunque tendrá otros alicientes. Ya no tenemos uñas que comernos...




































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