EL RINCÓN DE MIKE Y ALBERTO

No es difícil que dos amigos tengan aficiones comunes, en parte de ahí puede venir la amistad. Pero sí es más complicado que la afición común les envenene a los dos de la misma forma y con la misma intensidad. Eso es lo que nos pasó a nosotros con la bicicleta. Empezamos juntos, fuimos aprendiendo, mejoramos, nos planteamos nuevos retos, y llegó un momento que uno decía :“pues podíamos este domingo ir a…” y el otro decía “pues no faltaba más”, y nos íbamos a hacer la vuelta de las Abaurreas. Y volvíamos de dar una vuelta con el club y uno decía: “pues podíamos alargar un poco” y el otro decía “pues no faltaba más”, y caían otro par de horas y llegábamos de noche a casa.
Salimos con la Btt, últimamente salimos mucho con la de carretera, y espérate que no terminemos saliendo en tándem, o haciendo duatlones, o vete tú a saber. Éste año estamos preparando varias cosas, algunas juntos, otras no, y en este rinconcito queremos contaros los momentos buenos, los menos buenos, las chorradicas, la épica de la bici, las globeradas y lo que se nos pase por la cabeza y se pueda contar. Va por ustedes!!

lunes, 25 de julio de 2011

DE SAN MIGUEL... AL HOSPITAL

Después de haber hecho este año varias pruebas importantes en el calendario cicloturista, la Monlora, los Degollaos, la Quebrantahuesos, la Indurain, me quedaba una que me hubiera gustado no disputar, las 24 Horas en Observación en el Hospital de Navarra.


Pero el que juega al fútbol se puede romper el menisco, el que hace baloncesto tiene esguinces y el que va en bici se puede caer. Y el hostiazo ha sido de escándalo, aunque afortunadamente sin consecuencias. Por lo que me han contado, porque tampoco es que lo recuerde exactamente. Sí recuerdo la mañana de perros del domingo, lloviendo, y la ilusión propia y del gran Mike por huir del vendaval de la zona y hacer una nueva ruta hacia Gipuzkoa, a pesar del riesgo de agua que nos contaban. Nos da igual, nos vamos con la furgo y aparcamos en Etxarri Aranaz. Xirimiri de salida, de largo los dos porque hace frío, pero viento casi inexistente. La idea es subir San Miguel de Aralar desde Uharte Arakil por la pista de cemento, bajar a Lekunberri, subir la espalda de Azpiroz, camino a Tolosa, y según las fuerzas y el tiempo continuar hasta Azpeitia o bajar directos a Beasain y de allí por Zegama hasta Alsasua y Etxarri, donde íbamos a mandar a tomar por saco a Chema Arguedas y nos pensábamos homenajear con una alubiada.

Los detalles os los contaré en la próxima ocasión que hagamos esta ruta, de momento decir que San Miguel, una pasada, tanto la dura subida como el descenso tendido a  través de prados entre caballos y vacas. La parte sur de Azpiroz, menos de medio kilómetro desde Lekunberri. Y la bajada, preciosa hasta Betelu. O para ser más exactos, hasta cien metros de Betelu, porque en una de las últimas curvas antes de llegar al pueblo, y cuando ya íbamos en paralelo a unos treinta por hora, se me va la rueda de atrás en una curva a izquierdas. Patinazo, parece que controlo la bici, enderezo y se me va también de delante. Qué cayó primero, el culo o la cabeza? Es una incógnita, pero da igual porque el cerebro de momento no lo tengo en el culo. Me quedo unos segundos inconsciente, o al menos eso le parece a Mike mientras para y vuelve hacia mí. Cuando llega ya me estoy intentando incorporar desde la cuneta hasta la que he derrapado, no te muevas, quédate quieto. Que me dejes en paz!, le grito con ese carácter de mierda que tiene el inconsciente y que sólo asoma en noches de pedo o tras hostias así, es decir, cuando el cerebro está apagado. Me quedo quieto y Mike me quita el casco, que está rajado en el lado izquierdo. No hay sangre, pero estoy medio grogui. No recuerdo casi nada, sólo que Mike paró un coche, del que se bajó una pareja que se ofreció a llevarme hasta Aribe al centro de salud, y que Mike se montó en su bici y agarrando la mía por el manillar se fue dando pedales, pensé, anda que sólo falta que éste se caiga también ahora.

Después, primer reconocimiento en el consultorio de Aribe, la enfermera me pone suero al cuarto pullazo porque estoy helado y no paro de temblar. Ambulancia hasta Pamplona, en la camilla con el collarín sin poderme mover y casi vomitando. Hospital, ya más consciente de las cosas, placas de cráneo y escáner. El neurólogo dice que por si acaso, veinticuatro horas en observación. El lunes, o sea, hoy, a las once de la mañana, tras unas treinta horas sin comer, sin bañarme, habiendo estado medio en pelotas en una sala con otros ocho enfermos toda la noche, meando en una botellita porque no me dejaban levantarme y con la tensión y el pulso monitorizados, por fin, me dan el alta. Raquel, la mujer de Mike, me espera con ropa seca y sobre todo, con una trenza de chocolate que me como en tres bocados.

Y esto tiene que servir para dar las gracias. A la pareja del coche, él holandés, ella de Huelva, que me llevaron hasta Aribe, me dieron una manta y estuvieron esperando hasta que llegó la ambulancia. No supe nunca sus nombres, ni creo que les vuelva a ver, pero las buenas acciones vuelven a uno cuando uno menos se lo espera. Al personal de la ambulancia, que dejó que Mike viniera conmigo y le dio abrigo. A todas las enfermeras de la sala de observación del Hospital de Navarra en los diferentes turnos, que han intentado que las horas no fuesen tan aburridas y que me han hecho sentir menos incómodo en mi primera visita a un hospital. A Amaia, por interesarse y velar por mí sin conocerme más que de oídas. Y a los dos más grandes, al gran Mike y a la gran Raquel, que han estado conmigo con el susto metido en el cuerpo al principio y con mucho cariño después, no lo voy a olvidar en la vida.

Y a los señores de Giro, por hacer cascos en condiciones, y a mi mujer, por regalármelo y aguantar los efectos secundarios del ciclismo.

Mañana os pondré fotos del chichón que me ha quedado en la frente. Por lo demás, no puedo decir que me duela todo el cuerpo, pero… sí, qué leches, sí que lo puedo decir.
Alberto 4C

2 comentarios:

  1. Yo sólo puedo decir que he estado toda la noche visualizando una y otra vez la caída, de verdad, nada que envidiar a la de Hogerland o Lauren Ten Dam en el Tour. Un susto cojonudo y sin duda mil gracias a Rake, Amaya y a la pareja que paró y nos ayudó pq no somos nada, pero vestido de "romano", lloviendo y en una cuneta..., menos.
    MIke.
    Ahora, deseando volver a coger la bici y matar fantasmas.
    Mike

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  2. Si es que vais como locos jejeje...

    Me alegro de que estes bien,vaya susto.

    GUTI

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