EL RINCÓN DE MIKE Y ALBERTO

No es difícil que dos amigos tengan aficiones comunes, en parte de ahí puede venir la amistad. Pero sí es más complicado que la afición común les envenene a los dos de la misma forma y con la misma intensidad. Eso es lo que nos pasó a nosotros con la bicicleta. Empezamos juntos, fuimos aprendiendo, mejoramos, nos planteamos nuevos retos, y llegó un momento que uno decía :“pues podíamos este domingo ir a…” y el otro decía “pues no faltaba más”, y nos íbamos a hacer la vuelta de las Abaurreas. Y volvíamos de dar una vuelta con el club y uno decía: “pues podíamos alargar un poco” y el otro decía “pues no faltaba más”, y caían otro par de horas y llegábamos de noche a casa.
Salimos con la Btt, últimamente salimos mucho con la de carretera, y espérate que no terminemos saliendo en tándem, o haciendo duatlones, o vete tú a saber. Éste año estamos preparando varias cosas, algunas juntos, otras no, y en este rinconcito queremos contaros los momentos buenos, los menos buenos, las chorradicas, la épica de la bici, las globeradas y lo que se nos pase por la cabeza y se pueda contar. Va por ustedes!!

lunes, 22 de agosto de 2011

Y GORGORITO SALIÓ A TOMAR EL SOL...

El templo del ciclismo...
Y resulta que el dúo corcho pan habló el viernes por la tarde y descubrió que el fin de semana se podían escaquear de las correspondientes obligaciones familiares (nunca serán suficientemente elogiadas ni recompensadas nuestras respectivas señoras), así que ni cortos ni todo lo contrario preparamos plan de bici a tope para los dos siguientes días.





Para el valle de Belagua, no hay palabras...
En un par de semanas será la Larra-Larrau, estamos inscritos en la larga, con lo que la primera etapa del fin de semana sale el sábado de Ochagavía sobre las ocho y media de la mañana enfilando hacia Isaba a través del alto de Laza. No es exactamente el mismo recorrido que la marcha, Laza se sube en último lugar, pero a Mike no le apetece subirlo después de Larrau, y el tiempo le dará la razón. Llegamos a Isaba charlando y afrontamos Belagua antes de las diez de la mañana, a ritmo alegre pero sin forzar, con un sol que promete  calentar pero que de momento nos respeta. Arriba cogemos a un par de grupos a los que adelantamos casi sin sudar ni pasando de las 160 ppm. Y aquí acaba lo conocido, porque aunque el recorrido corto lo hemos hecho un par de veces, nunca nos hemos metido con el Isarbe, hoy será el primer día.

Las vacas francesas auguraban un día duro...
La bajada es espectacular tras el cruce de la estación de Arette, la carretera buena al principio y francesa después, pero empezamos a notar bolsas de aire muy calientes de vez en cuando, así que decidimos parar un par de veces a por agua en la aproximación a Isarbe. Como siempre, rodamos en paralelo, cosa que no sabemos si en Francia está permitido, porque de vez en cuando algún coche nos mete pitadita. Seguimos alegres y con fuerza, tanta que en un repecho de los de a plato le hago una gracieta a Mike, se despista medio segundo y a la cuneta. Voltereta por la acequia, descojono cuando vemos que no hay nada roto ni en él ni en la bici, y empate a caídas en lo que llevamos de año.

Bajando la tª corporal en un día muy pesado...
Entramos en Isarbe, ya hace un calor considerable, y la humedad en el bosque nos empapa en sudor. Las primeras rampas nos dejan clavados, varios cientos de metros al doce y trece por ciento. No sé quien decía que era similar a Larrau, pero no nos lo parece ni de lejos, quizás la longitud o la media de pendiente sí, pero la dureza general se nos hace mayor. Son once kilómetros desde la curva a izquierdas de abajo, y cuando llevamos ocho o nueve ya no puedo más, me derrito. No estamos subiendo mal, el pulso se mantiene en su sitio, sobre las 170 para los dos, pero nos estamos deshaciendo. Le digo a Mike que en el primer charco me paro, y efectivamente, al rato aparece un hilillo de agua que cae de una pared y se encharca en el suelo. Nos bajamos de las bicis, metemos las zapas en barro hasta el tobillo (para eso venimos de la btt) y escarbamos un poco para conseguir agua que echarnos a la cabeza. Todavía no nos la bebemos.

Vista del Annie desde la luchada cima del Issarbe...
Hacemos cima bastante enteros, y arriba vemos que el calor nos va a matar, hay más de 35º y nos falta llegar hasta Larrau y subirlo. Encontramos un abrevadero de vacas y ahí ya sí empezamos a meter la cabeza y a beber del grifo sin fijarnos si cae algún zampaburu, algún bacilo de koch o algún cacho de boñiga. Estamos secos. Aún así, y viendo el día que nos espera, en el cruce que llega de Isarbe y se une a la bajada hacia Santa Engracia ni se nos ocurre retirarnos y subir hacia Belagua. Seguimos hacia Larrau en la dirección de la marcha.


Parada obligada en la curva "Gorgorito".
Comemos bastante bien, y nos vamos tirando agua por encima cada poco aunque caliente, porque a Santa Engracia llegamos con 42º. Pero el infierno empieza en las rampas de aproximación al pueblo de Larrau. Cuatro kilómetros al 10% que ni siquiera cuentan, porque el puerto empieza en el pueblo, pero que nos dejan doblados. A mí me arden los pies y me voy dando cuenta de lo que me espera, aunque al parar en la fuente de la entrada del pueblo pienso que me recuperaré. Me quito las zapas, los calcetines y meto los pies en la poza. Luego la cabeza. Y luego me dan ganas de ir a darle un beso en los morros a la dueña de la casa en cuyo patio está la fuente, pero no voy a gastar en balde.

El jefe de filas KO, al lado, Gorgorito con el mazo.
Arrancamos y saliendo del pueblo, encarando los pastos a la entrada del bosque, aparece Gorgorito. Hombre, este año no te había visto el pelo! Pues no te preocupes, que con lo que te voy a dar hoy vas a compensarlo, y saca la estaca. No tengo un gramo de fuerza. Cero. Vacío. Subo a seis por hora hasta el primer árbol que veo con el puto enano con el mazo dándome en la cabeza, me bajo de la bici y me tiro a la sombra. Mike me da un gel mágico de los de cafeína, pero los milagros no son aquí. Tras cinco minutos, arrancamos de nuevo y le pido a Mike que siga a lo suyo. Parece que va bien, y obligarle a subir a mi ritmo es lo peor que le puedo hacer. Avanza y le pierdo en el bosque. Mejoro un poco, al menos puedo seguir subiendo, pero estoy fatal. Cuando salgo del bosque, en el árbol del ahorcado, me cae el sol a plomo encima y 38º. Doblo la curva y… el gran Mike está doscientos metros delante penando sobre la bici. Nos reencontramos en el collao, y efectivamente, gorgorito ha llamado a su primo el de Zumosol para repartir en grupo.

Campamento base, nosotros, muertos, dentro.
Tras rozar el golpe de calor y la deshidratación.
Nos consolamos en el falso llano hasta la cima, sin darnos cuenta, incautos, que nos queda lo peor, porque cuando estás bien, los últimos kilómetros de Larrau tras el falso llano son para disfrutar. Pero cuando estás mal son para que te caiga un verano. Primera rampa, calambrazo en el cuádriceps izquierdo. Paro. Mike sigue como puede. Estiro un rato, su puta madre. Sigo. Mike mira para atrás y piensa si éste no explota ni hoy, no explota en la vida. Yo miro para delante y pienso este tío es un aironman, llega la pájara y se la come con tal de seguir. Arriba nos damos un abrazo, creo que ha sido el día que peor hemos pasado sobre la bici en lo que va de año y probablemente en mucho tiempo.

Nos dejamos caer hacia Ochagavía, pero aún paramos en Izalzu porque el viento sur es tan caliente que nos seca en la bajada y no podemos ni hablar. En la fuente dejo la bici al sol y como colofón, me revienta la cámara delantera. Nos da por reír, porque total hoy ya nada nos va a amargar un día de ciclismo épico, del que nos gusta. Al final, 7h 20’ de bici para 163 kms, con paradas unas ocho largas, 143/179 ppm, 22.3 km/h, cad 75, +3700m. Y vacíos.

Subiendo Tourmalet, mejor de lo esperado...
Nos quedaba el domingo. Ninguno dijo lo que se le pasaba por la cabeza, o sea, volverse para casa y tirarse el domingo en el sofá, o en la piscina, o lo que sea. Seguimos con el plan inicial, y tras cargar todo en la furgo cruzamos de nuevo el Pirineo para ir a dormir a Luz saint-sauver. Nos esperaba parte de la historia del ciclismo. Y tres horas de coche hasta el camping, comiendo manzanas y bebiendo agua como locos.





 

También tocó sufrir, es el Tourmalet!!!

Madrugamos para evitar la solana del día anterior y con el miedo de si seremos capaces de dar una sola pedalada tras los excesos del día anterior. Pero claro, el plan es subir el Tourmalet, cosa que ya de por sí anima a cualquier colgado de las bicis. Y nos ponemos a ello, mejor de lo que creíamos y con bastante tráfico para ser las ocho de la mañana de un domingo de agosto.


Objetivo conseguido...
El gran Mike ya lo conocía, y le gustaba, pero a mí me ha pillado para siempre. No es el más bonito, ni el más duro, pero sus veinte kilómetros de carretera pintada con el nombre de los campeones, la vía vieja rebautizada vía Fignon, el monumento a Octave Lapize en la cima, sus últimas rampas al diez por ciento, y sobre todo, la sonrisa de tontos del bote que se nos pone a todos al subirlo y al bajarlo, hace que sea un lugar más que mágico para el ciclismo. No podemos evitar un escalofrío cuando llegamos arriba más fácil de lo previsto. Foto y para abajo. A por el último objetivo del finde, Luz Ardiden.

Alberto y nuestro compi catalán de ascensión
a Luz Ardiden, sobre las letras de ánimo
del pasado Tour.
Mike vino a ver la etapa del tour que ganó aquí Samu, y tenía ganas de subir un puerto que le gusta mucho. A mí me gusta hasta que empiezan las rampas mantenidas al 9% durante unos kilómetros, ahí me deja de gustar. Enganchamos a un chico de Girona que se une a nosotros. Vamos rapidillo, aunque Mike dice que no le suben las pulsaciones (va a 140 toda la subida) y a mí me tienta la idea de hacer la goma y quedarme durante unos cientos de metros. Tengo las piernas al dente, y me acuerdo de lo de bienvenido al templo del dolor. Afortunadamente el puerto tiene paellas y más paellas en las que puedo recortar unos metros y no quedarme de los otros dos, y así hasta arriba, donde vuelve a hacer calor del bueno. Para no perder la costumbre y seguir tentando a la disentería, nos bebemos un bidón de aguas medicinales con bacterias de colores en un manantial cercano a la estación en el que seguro mean todas las vaquitas de Francia, y luego le pedimos a un señor con cigarro que nos saque la foto de rigor bajo el cartel de la cima.

Pensando en la pizza de la comida...
Bajamos pensando en el cacho de pizza que nos vamos a comer en el bar del camping, que siguiendo la tónica del fin de semana está cerrado. Más manzanas durante las cuatro horas esta vez de furgo hasta casa, aunque en Puente la Reina de Jaca, ya en territorio amigo, nos pimplamos un par de pinchos de tortilla cada uno en horario de merienda tardía, o de cena temprana, pero nunca de comida, que es lo que son.

Y el gran Mike se va a trabajar, porque tiene turno de noche. Y yo llego a casa, dejo las cosas y voy a la piscina, donde me esperan mi hija y unos amiguitos para jugar a la brisca mientras se me cierran los ojos y se me suben los gemelos. Por aptitud no, pero por afición teníamos que ganar giro, tour y  vuelta a Pamplona por lo menos. Hoy han caído 3h 40’ para 70 kms, a 19 kms/h de media, cad 76, 143/173 ppm y + 2400m.

Para que veais las paellas de Luz Ardiden,
bonitas, pero, desde arriba...
Mañana no hay bici.

Alberto 4C

2 comentarios: